Fabian Alberto O’Neill
Domínguez también conocido como el “Mago” fue un jugador uruguayo, impregnado con
un talento innato, potrero digno de los jugadores distintos, una calidad que
sobre saltaba a los ojos con solo verlo para la pelota. Sin dudas uno de los
prodigios jugadores que vio nacer el futbol uruguayo. Incluso el mismo Zinedine
Zidane llego a decir que fue uno de los mejores futbolistas con el que jugo en
su carrera.
Tenía todo en sus pies para quedar como una de las leyendas de la historia grande del futbol uruguayo, pero las vueltas de la vida, una niñez y crianza complicada, sumado a sus problemas con el alcohol no le permitieron brillar con su máximo resplandor.
Fabian O’Neill
nación el 14 de octubre de 1973 en Paso de los Toros, en el departamento de Tacuarembó
y de niño fue criado por su abuela materna.
“Hasta los 6 años viví en campaña. Yo vivía con mis abuelos. Después me vine a vivir al pueblo y ahí iba al colegio. En campaña andaba a caballo, salía a recorrer el campo con mi abuelo. Después empecé la escuela, pero pasaba siempre en la calle...”, contaba el mago. En esa misma nota también dejaba en claro por que vivía con sus abuelos y no con sus padres.
“Porque no me podían bancar mis viejos y mi abuela estaba bien económicamente. Y me llevaron ellos. Después mi madre quiso vivir conmigo, pero yo ya me había encariñado con mis abuelos. Yo dormí hasta los 14 años con mi abuela. Los mimos de la abuela no eran iguales a los mimos de mis padres. Pero igual, por bandideadas me llevaba palizas de mi viejo, porque andaba en los bares ya de chico y al fútbol no le daba tanta bola, siendo que ya estaba en las juveniles de Paso de los Toros. A veces me echaba el técnico, porque llegaba con algún alcohol arriba. Mi viejo me iba a buscar y alguna paliza me llevaba...”.
Su talento
exquisito con la pelota, esa visión de juego clara, la habilidad para gambetear
y esa facilidad de golpeo preciso rápidamente lo ubicó en la órbita del Club
Nacional de Football.
“Había un gerente que iba por todos los pueblos buscando nuevos valores. Carlos Di Carlo se llamaba. Y él preguntó y le dijeron: “Hay un botija en Defensor [de Paso de los Toros] que pinta bien”. Y ahí llegué en el 90 a Montevideo, para jugar en la quinta de Nacional. Hice quinta, cuarta, y [Roberto] Fleitas me sube a Primera”, relató.
Fue así que de joven se fue a probar suerte a la capital, en el club de sus amores. Su desfachatez y talento lo hicieron rápidamente llegar al primer equipo, y el 8 de abril de 1992 tuvo su debut en primera de Nacional en un partido de Copa Libertadores. Con el equipo tricolor en ese primer pasaje se consagro Campeón Uruguayo de 1992, Campeón de la Liguilla, 1993, Campeonato Clausura 1995.
En 1995 tuvo su
primer gran golpe, sufrió una rotura de los ligamentos de su rodilla. Una de
las grandes anécdotas del mago es que fue visitado en el hospital por Carlos
Bilardo.
“Bilardo llegó con el Toto tipo 5:30 de la mañana... Fue una cosa rara que llegara un técnico campeón del mundo. Fue una sorpresa enorme, ahí uno se da cuenta que es conocido... Yo hasta ahora no me doy cuenta por los lugares donde anduve, la verdad. Bilardo me dice: ‘Quédate tranquilo, vos te vas a recuperar. Tenes 18 años recién. El Diego se quebró, volvió y fue el mejor del mundo’”.
Luego de su
recuperación y a finales del mismo año fue transferido al extranjero por Paco Casal
al Cagliari de Italia, equipo con el que el empresario tenía un fuerte lazo
comercial. Permaneció hasta los 2000 en el equipo “Sardi” con un éxito total transformándose
en ídolo. Unas de las anécdotas más recordadas del mago es cuando en un mismo
partido le hizo tres caños nada más y nada menos que a un joven Genaro Gatusso.
Fue tal así que a sus 29 años ya tenía la decisión tomada de ponerle fin a su carrera en el futbol y retirarse a su Paso de los Toros natal. Pero desde Nacional consideraron que el Mago aún tenía Magia para dar y tras varias reuniones lo convencieron y decretar su regreso a su “Bolso” querido. Con el equipo tricolor no pudo tener el rodaje que todos querían producto de una lesión, aun así, pudo regalarles a los hinchas momentos de su calidad y magia sobrada.
Sobre todo, por Copa Libertadores, donde mostro
todo su esplendor y calidad en una llave apasionante de octavos de final ante
Santos de Brasil. Que termino con un empate global 6 a 6, tras igualar 4-4 en
un emocionante partido en el estadio Centenario y 2 a 2 en la revancha en Villa
del miro. Partido que el propio O’Neill margo un golazo de tiro libre. Con
Nacional obtuvo el torneo Apertura 2003 y a mitad de temporada tuvo algunos
cruces con la directiva por temas salariales, por lo que termino dando un paso
al costado y poniéndole a fin a lo que fue su segunda etapa en Nacional.
“Cuando fui a arreglar el contrato pedí 25 lucas y me dijeron que era una locura, que sólo me podían pagar 10 y acepté igual. Después vino el Negro Julio (Dely Valdés) y le pagaban más. Ahí me enojé, pero no por Julio que era un fenómeno. Me calenté por Jorge, que a todos lados que iba lo enganchaba. No podía ser que ganara más que yo”.
Su último partido
con la camiseta tricolor lo jugo ante Danubio el 26 de agosto por la Copa
Sudamericana. Luego de eso se sumó a las filas del Tito Borjas de San José, el
que fuera su último equipo en su carrera, para volver a sus tierras y dedicarse
al campo y los caballos.
Con la selección
uruguaya también tuvo su participación, con un total de 19 partidos y 2 goles. Disputo la Copa América 1993 y las
eliminatorias para Francia 1998 y Corea Japón 2002. De este último formo parte
del plantel, pero sin tener minutos.
Lejos del futbol
su vida empezó a girar en malas decisiones y el alcohol, y esa magia que supo
encandilar a todos con su calidad poco a poco se fue apagando ,como el dinero en
su cuenta.
"Cuando jugaba al futbol llegué a tener 15 millones de dólares en el banco, me lo gastaba en mujeres y alcohol, pero también le llenaba la mesa con comida a gente que lo necesitaba, hoy que soy pobre, me cruzo con esa gente que ayude y ni me saludan", contó O'Neill.
Fabian O’Neill tenía todo para quedar en las páginas doradas del futbol, pero simplemente no quiso. Fue muy bueno con todos, pero fue malo consigo mismo. Falleció el 25 de diciembre de 2022 a los 49 años de edad. Pero el recuerdo de su magia en el campo de juego y sobre todo el tipo de persona gentil y solidaria quedara siempre en los corazones de los que amamos este deporte.