En el
vasto universo del fútbol, donde la garra y la táctica a menudo acaparan los
titulares, existió un artista que pintaba sin lienzo, un mago que danzaba con
el balón como extensión de su alma. Hablamos, nada mas y nada menos que del
inigualable Jay Jay Okocha!
“Jay Jay”
no era solo un futbolista, era un espectáculo en sí mismo. Ver a Okocha en el
campo era presenciar una sinfonía de regates imposibles, de pases con la
precisión de un cirujano y de una alegría contagiosa que electrizaba al público.
Su estilo de juego, un torbellino de habilidad pura, desafiaba las leyes de la
física y encandilaba a propios y extraños. ¿Quién no recuerda sus fintas
endiabladas, dejando rivales plantados como estatuas, preguntándose qué
demonios había pasado?
La
carrera de "Jay Jay", apodo que resonaba con la cadencia de un
hechizo, lo llevó a iluminar diversas ligas y a vestir con orgullo la verde y
blanca de su amada selección de Nigeria.
“No me enseñaron a jugar al fútbol; salí y comencé a jugar porque amo el juego”
decía en una declaración para definir su juego.
En el corazón vibrante de Enugu, Nigeria, un 14 de agosto de 1973, nació Augustine Okocha. Desde sus primeros años, tejía magia en las calles polvorientas de su pueblo. El inicio de su carrera fue en Enugu Rangers, pero el destino lo impulsó hacia nuevos horizontes. Fue así que a los 17 años, Alemania lo recibió, sellando su primer contrato profesional con el Borussia Neunkirchen, en la Tercera División. Pero dos temporadas después, la Bundesliga sería testigo de su eclosión.
La aventura alemana no solo moldeó su juego, sino que también le abrió las puertas de la convocatoria a la selección de Nigeria y su debut mundialista en Estados Unidos 1994. En aquel torneo, donde las "Súper Águilas" disputaron cuatro encuentros, el ya conocido como "Jay-Jay" (sobrenombre puesto por su hermano Emmanuel) saltó al campo en dos ocasiones, dejando su impronta. Incluso disputó la totalidad del emocionante, aunque adverso, choque de octavos de final contra Italia, de este modo el mundo comenzaba a ser testigo de la magia nigeriana.
Un tal Ronaldinho Gaucho quien compartio cancha con Jay Jay en el equipo Parisino decía
“Es el mejor jugador con el que he jugado, porque juegas con alguien que es como tú, no necesitas comunicarte para entenderte. Con solo mirar su actitud sabes qué hacer”
llegó a decirle a Goal sobre la química que se formó entre ambos.
Y cómo
olvidar su aventura en la Premier League con el Bolton Wanderers
(2002-2006). Allí, lejos de los focos de los grandes clubes, Okocha se erigió
como el faro, el líder que con su calidad levantó el espíritu de un equipo y
enamoró a una afición que coreaba su nombre con fervor.
SELECCIÓN DE NIGERIA
Participó
en tres Copas del Mundo de la FIFA (1994, 1998, 2002), dejando
pinceladas de su arte en cada encuentro. Pero, sin duda, uno de los momentos
cumbres con su selección fue la conquista de la medalla de oro en los Juegos
Olímpicos de Atlanta 1996, una gesta histórica donde el talento de Okocha
brilló con luz propia, doblegando nada más y nada menos que a Argentina
en la final.
TROFEOS |
PART. JUGADOS |
GOLES |
ASISTENCIAS |
2 |
69 |
13 |
2 |
Estos logros forjaron su lugar entre los más grandes futbolistas africanos de todos los tiempos. Tal fue su impacto que incluso la leyenda de Pelé lo incluyó en su selecto listado de los 100 mejores jugadores vivos, una distinción encargada por la FIFA.
Aunque su
bota ya no pisa el césped de manera profesional, la leyenda de Jay Jay Okocha
perdura, grabada a fuego en la memoria de quienes amamos este deporte. Su magia
indomable sigue viva en cada video de sus jugadas, en cada recuerdo de sus
regates imposibles.