Era el año 1954 y el Mundial de Suiza se encontraba en su punto de definición.
Uruguay, campeón del mundo en 1950, buscaba repetir la hazaña lograda en el Maracaná.
En medio de esta fiebre futbolística, un joven delantero argentino
nacionalizado uruguayo, Juan Eduardo Hohberg, se había convertido en una pieza
clave de la selección celeste.
Su físico imponente y su potente disparo lo hacían temible para cualquier
defensa. Una de las semifinales era Uruguay ante Hungría, un equipo que jugaba
un fútbol vistoso y efectivo, que venía siendo la sensación del certamen
goleando a todos sus rivales. El equipo europeo tenía jugadores de calidad como
Ferenc Puskas y Sándor Kocsis, y era clara candidata para hacerse con el trofeo.
La hazaña oriental parecía imposible, con un marcador adverso de 2-0 en un
estadio a reventar, Uruguay se enfrentaba a una dura realidad. Sin embargo, en
el momento más crítico, surgió la figura de Juan Hohberg, debutando con la
selección. Rápidamente su ingreso impacto en el resultado anotando a los 75 y
86 minutos, reavivando las esperanzas de los charrúas. Pero fue en la
celebración del segundo gol cuando ocurrió lo impensado: tras vencer al arquero
húngaro y desatar la euforia de sus compañeros, el corazón de Hohberg se
detuvo. Un infarto en pleno festejo empañó momentáneamente la épica remontada.
El silencio sepulcral se hizo dueño de un estadio que hasta hace unos era un
volcán en erupción. Los médicos corrieron a atenderlo, realizando maniobras de
reanimación que parecían eternas. Los minutos pasaban y la angustia se
apoderaba de todos. ¿Habría sido este el final de la carrera de este joven
talento? ¿Podría recuperarse de semejante golpe? La incertidumbre era total.
El tiempo parecía detenerse mientras los compañeros de Hohberg y el cuerpo
médico luchaban por salvarle la vida. Tras varios segundos de desesperados
masajes cardíacos, el kinesiólogo Carlos Abate tomó una decisión crucial:
suministrarle coramina oral, un potente estimulante. En ese instante, como en
una película, el corazón de Hohberg volvió a latir, devolviéndole a la vida y a
la cancha.
Con el corazón en la mano, literalmente, Hohberg desafió las recomendaciones
médicas y volvió a pisar el césped. Uruguay, sin cambios disponibles, se aferró
a la esperanza hasta el último minuto. Sin embargo, la superioridad húngara se
impuso, sellando el marcador 4-2 en tiempo extra. El sueño mundialista se
desvaneció, y aunque Uruguay perdió el partido por el tercer puesto ante
Austria, Hohberg estuvo presente, demostrando una tenacidad inquebrantable al
convertir el gol del descuento.
Contra todo pronóstico, Hohberg se recuperó, su fuerza de voluntad era tan
grande como su talento. A pesar de las secuelas del infarto, decidió volver a
jugar.
La historia de Juan Hohberg es una muestra de la increíble capacidad de
superación del ser humano. Un hombre que desafió a la muerte y regresó para
seguir haciendo lo que más amaba. Su legado trasciende las fronteras del fútbol
y nos enseña que, con determinación y coraje, podemos superar cualquier
obstáculo.
DATOS DE JUAN HOHBERG
Juan
Eduardo Hohberg fue un
futbolista argentino nacionalizado uruguayo, reconocido por su gran talento y
coraje en el campo de juego. Nació en Alejo Ledesma, Córdoba, Argentina, el 8
de octubre de 1927.
Su
carrera deportiva comenzó
en Argentina, donde jugó en equipos como Central Córdoba y Rosario Central. Sin
embargo, fue en Uruguay donde alcanzó la fama. A finales de la década de 1940,
se unió a Peñarol, club con el que se consagró como uno de los mejores
delanteros de su época.
Su
participación en la Selección Uruguaya es uno de los capítulos más destacados de su
carrera. A pesar de haber nacido en Argentina, Hohberg obtuvo la ciudadanía
uruguaya y fue convocado para representar a la Celeste en el Mundial de Suiza
1954.
Hohberg era un jugador vigoroso, con un
potente remate y una gran capacidad goleadora. Su entrega y coraje dentro de la
cancha lo convirtieron en un ídolo de la seleccion uruguaya.
Su legado trasciende las fronteras del
fútbol. Hohberg es recordado como un ejemplo de superación y tenacidad,
demostrando que la pasión por el deporte puede superar cualquier adversidad.
Falleció
en Lima, Perú, el 30 de abril de 1996.
- Posición: Delantero
- Equipos: Central Córdoba, Rosario
Central, Peñarol
- Selección: Uruguay
- Mundiales: Suiza 1954
- Apodo: El Verdugo