Hablar de
Obdulio Varela es referirse a una de las leyendas más grandes de la rica
historia del futbol Uruguayo. Carismático, guapo, valiente y muchos más
atributos para un jugador que quedo grabado a fuego en las páginas gloriosas de
la gran historia del futbol Charrúa.
Obdulio
Jacinto Muiños Varela nació el 20 de setiembre de 1917 en el barrio de la teja
en la ciudad de Montevideo. Hijo de una familia humilde, con 10 hermanos y una educación
primaria sin terminar ,fueron las raíces del guerrero con corazón celeste. De
chico la vida lo llevo a probar y aprender todo tipo de oficio para sobrellevar
el día a día de su familia. Fue albañil, canillita, boxeador, pero sin duda su
máximo destaque lo tuvo en el futbol como “center half” en la lengua madre
inglesa de futbol, más para nuestras tierras, el querido “Centrojas”.
El 30 de
agosto de 1936 hizo su debut en la división intermedia de la Auf, con el
Deportivo Juventud. En esos potreros de nuestro futbol uruguayo se fue forjando
un hombre con respeto y autoridad admirable. Que solo una mirada o suspiro de su voz le bastaban para marcar
su presencia en la cancha, así se empezaba a forjar el “Negro Jefe”.
En 1938,
llega a las filas del Montevideo Wanderers, donde permaneció hasta 1942. En
1941 tuvo su oportunidad en la vecina orilla, aun siendo jugador Bohemio, llego
a estar a prueba en Banfield. Hasta que en 1943 llega al club, donde dejó su
huella en su historia, Peñarol. Fue como un amor a primera vista el lazo entre
Obdulio y el equipo carbonero. Jugo en el mirasol hasta el día de su retiro,
que ocurrido el 15 de junio de 1955.
Con Peñarol
se consagro 6 veces campeón uruguayo (1944, 1945, 1949, 1951,1953 y 1954), 8
Torneos de Honor y otros tantos torneos Competencia.
Por otra parte
su debut con la celeste se dio en 1939 por la Copa América ante Chile. Disputo
45 partidos y anotó 9 goles con la selección color cielo. Conquisto la Copa América
de 1942 y el Mundial de 1950, una de las hazañas más grandes en la historia de
los mundiales.
Obdulio se
desempeñaba como centrocampista, tal vez no era de los más dotados técnicamente,
pero más allá de eso tenía sin lugar a duda una presencia física imponente, un
marcaje férreo y un remate de media distancia amenazante. Pero claramente su
rasgo principal era su temperamento, su capacidad para ser un líder nato, un caudillo, todo lo que conlleva y
encierra la palabra CAPITAN.
Falleció el
2 de agosto de 1996 en Montevideo, pero su recuerdo sigue por la eternidad en
las páginas doradas de la más rica historia del futbol uruguayo.
CAPITAN DEL MARACANAZO
Un Capitán
con todas las letras, de una autoridad y respeto que cautivaba a propios y
extraños. Así era el negro jefe, y fue quien llevo el brazalete de capitán en
la gesta más grande del futbol uruguayo y de las más icónicas en la historia de
los mundiales. Aquel 16 de julio dijo una de sus frases más celebres que quedarían
marcadas a fuego. Estadio de Maracaná, se disputaba la final de la Copa de del
mundo de 1950. Brasil y Uruguay definían el torneo, el local contaba con el
apoyo de casi unos 200 mil brasileños según los registros de la época, los cuales ya
se sentían campeones. Ante semejante ambiente y tensión era digno de guerreros
sobreponerse a la adversidad que implicaba estar totalmente rodeado ante esa
marea de gente.
“No piensen
en toda esa gente, no miren para arriba. El partido se juega abajo y si ganamos
no va a pasar nada, nunca paso nada. Los de afuera son de palo y en el campo
seremos once contra once.”
Estas
fueron las palabras de Obdulio a todo el equipo en la previa del encuentro,
palabras que sirvieron como calmante para la ansiedad y nervios de algunos. Y
como una inyección de energía y rebeldía para salir y comerse la cancha.
LA HUELGA
DE 1948
Dos años antes de la gesta de 1950 se produjo una huelga histórica de los futbolistas por un lapso de siete meses. Todo en pos de un reclamo de mejores condiciones laborales y un sueldo mínimo digno. Y en esta escena Obdulio Varela fue un actor preponderante para el apoyo y resolución del conflicto. Primero fue quien lidero y fue la voz cantante de este movimiento popular por parte de los jugadores. Durante este periodo Obdulio ejerció de albañil, un oficio que ya conocía, todo para poder seguir adelante en su día a día y en sacrificio de su familia.
El movimiento entre otras cosas consiguió mejoras
significativas en las condiciones contractuales y un 10% del valor de la
transferencia para el jugador. Además se creó un sindicato que marcaría un
precedente para futuros reclamos. Se trató de la huelga más larga en la
historia del futbol uruguayo.